Por temor al rechazo o provocar el enfado de otros, somos capaces de hacer lo que en el fondo no queremos. Una actitud que es preciso cambiar para estar en paz con uno mismo.

Muchas personas pasan verdaderos calvarios en su vida cuando alguien les pide que realicen algo que no desean hacer. Este calvario se debe a que son incapaces de negarse y afrontar impasibles las consecuencias de la negativa.

La justa creencia de que lo importante es ayudar al prójimo y ser una buena persona, puede jugar en contra; así como la necesidad de que el mundo nos valore y no nos rechace. Sentimientos que conducen a algunos a responder que “si” a cualquier petición. El problema surge cuando realmente no quieren hacer lo que afirman que van a realizar. Y es que el miedo a una respuesta agresiva o al rechazo les genera un gran conflicto interior.

Presentamos algunas soluciones para salir airoso de esta encrucijada.

MALDITA INSEGURIDAD

El miedo y la duda sobre qué pasaría si dijera que NO, dan lugar a que se crucen por la mente todo tipo de pensamientos negativos. El mecanismo más común suele ser decir que Sí, y después, en la intimidad, autoconvencerse de que no pasa nada por realizar la petición. Así se establece una lucha interior por negar los propios deseos e imponerse los deseos de los demás.

Esta actitud termina por dinamitar la autoestima de la persona que se ve incapaz de desarrollar su propio criterio. Además, siente como si cualquier persona, especialmente los seres queridos, la pudieran manejar.

ENTRE LA CULPA Y EL MIEDO

La clave está en el sentimiento de culpabilidad que surge después de decir NO. La culpa socava la integridad de la decisión tomada y hace tambalear los legítimos deseos. Además, si a la culpa se le suma el miedo a la reacción de los otros, se llega a un estado anímico un tanto explosivo. Por eso, todo tiene que estar dirigido a combatir estas sensaciones.

¿QUÉ HACER PARA NO SENTIRSE CULPABLES?

DEFINA SU DESEO. Lo primero es tener muy claro lo que realmente se desea hacer. Arribar a una definición firme, ¿se quiere o no quiere responder a la petición?, y lo más importante, ¿por qué y para qué? Es preciso responder con sinceridad a esta última pregunta. Analizar con honestidad cuál es la razón por la que se acepta. Es necesario comprobar si no es por miedo o simplemente porque usted piensa que después se encontrará fatal.

SEA POSITIVO. Usted es una persona totalmente capaz y madura para tomar sus propias decisiones. Es importante que se fijen estas palabras en su mente. La falta de autoestima y de confianza personal pueden ser un obstáculo, y hay que combatirlas desde el primer momento.

SEA SINCERO. Tenga es cuenta que las verdaderas amistades y los verdaderos seres queridos no deben jamás obligarlo a hacer algo que usted no quiere. Aunque su respuesta sea negativa, si no son capaces de aceptar su voluntad, se estarán comportando como seres egoístas.

SIENTA ORGULLO. Arriésguese a decir NO cuando no quiera hacer algo y después no se deje llevar por el sentimiento de culpa. Más bien tome una actitud radicalmente opuesta: siéntase orgulloso por haber conseguido expresar su verdadero deseo. Incluso, realice algo que lo haga feliz como premio por haberlo conseguido.

 

¿CÓMO REFORZAR LA DECISIÓN TOMADA?

Existen una serie de ayudas terapéuticas que pueden contribuir a reforzar su determinación y que le resulte más fácil decir NO.

REIKI: Es una de las terapias más recomendadas. Lo más importante es trabajar los chakras tercero y quinto.

FLORES DE BACH: Tomar remedios florales a base de mezclas con Cerato, Crab Apple y Larch.

GEMOTERAPIA: Use alguno de estos cristales: jaspe rojo, ojo de tigre, ojo de buey, hematite, turquesa, ágata azul, amatista, esmeralda, o jade. Para utilizarlos llévelos consigo y de vez en cuando téngalos entre sus manos.

 

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