PARA HACER DESAPARECER LA FATIGA CON CUARZO.

Los cristales irradian su energía positiva en cualquier lugar, pero esta emisión pasiva tiene sus límites. Cuando se trata de curar una afección física o psíquica, por ejemplo, no bastan los beneficios de su influencia; es preciso de tomar parte de manera activa en la experiencia. Para recibir sus vibraciones, las personas deben estar convenientemente preparadas. Ya se ha dicho que la energía que aporta el cristal sirve para ampliar, intensificar y focalizar la propia energía. Pero es solamente, a través de la meditación cómo este haz de energía puede ser dirigido hacia la solución de los problemas.

La experiencia de mediación puede parecer difícil a quien nunca lo ha hecho. Lo principal es olvidar y desconectarse por unos momentos de las preocupaciones y del estrés rutinario, aunque parezca difícil debe intentar dejar eso de lado para poder relajarse y concentrarse.  Lo importante es no desanimarse. Tener mayor o menor dificultad para concentrase no significa ser  tener más o menos sensibilidad, ser más o menos inteligente o revelar mayor o menor equilibrio interior. Cada  ser humano  tiene su propio  sistema pensativo, de ello depende la facilidad de concentración, y ningún sistema es mejor o peor que otro.

A partir de la concentración se abren  las puertas de un mundo de posibilidades lleno de estimulantes experiencias. El pensamiento ha sido controlado y se puede dirigir hacia objetivos de los más diversos a través de la meditación.

En la actualidad se reconoce que la meditación es una de las mejores técnicas que se conoce para alcanzar un estado de equilibrio general.

Un ejercicio sobre purificación interior con un cuarzo puede ser el paso siguiente adecuado, una vez obtenida la capacidad de concentración, y a la vez será la llave que abra la puerta de experiencias de visualización y a meditaciones más profundas, que servirán para que la energía del cristal revele todo  su poderío a nivel físico y psíquico.

EJERCICIO:

Acuéstese en la cama,  con las piernas extendidas y los brazos a lo largo del cuerpo. Con ropa cómoda y suelta. Relájese, afloje gradualmente su cuerpo.

Coloque el cristal sobre el tercer ojo, con la punta apuntando hacia el cuerpo. Aspire profundamente y trate de que el aire  puro que ha entrado ascienda lo más posible a su cabeza. Cuente hasta 5

mientras retiene el aire, y exhale con toda su fuerza, imaginando que con su aliento saca y manda lejos todo lo negativo que hay en usted: cansancio, fatiga, molestias. Completa 10 ciclos respiratorios.

Cuando tenga un ritmo  respiratorio, manténgalo mientras su pensamiento se concentra en el cristal que se halla en su entrecejo. Imagine que el cristal late suavemente, como si fuera un corazón. En cada latido el cristal impulsa su energía hacia el interior de su cuerpo para abrir su tercer ojo y proporcionarle sensación de paz. Si lo desea, puede poner música de fondo, pero no se distraiga con ella y mantenga su concentración en el latido del cristal.

Mantenga la concentración durante tres minutos antes de recuperar gradualmente su contacto con la realidad.