Muchas coincidencias tienen lugar en la vida de cada persona. Un encuentro inesperado, en un lugar inesperado, un evento que ocurrió simultáneamente con otro evento totalmente diferente, incluso algunos se aventuran a decir que la vida juega con la gente.

Normalmente las personas al observar la coincidencia de algún acontecimiento las primeras palabras que se escuchan son: “Es solo una coincidencia”. Algunas personas podrían pensar en ello en términos de probabilidades. Si hay una posibilidad entre un millón de que eso ocurra se trataría de una coincidencia. Este punto de vista tiene cierta validez, la sincronicidad es parte integrante de las leyes físicas. ¿Pero realmente son metas coincidencias o realmente hay algo más tras las casualidades de la vida?

¿Qué es la sincronicidad?

“Sincronicidad” es un término acuñado por el famoso psiquiatra Carl Jung para describir coincidencias significativas para los cuales no existen causas conocidas, sin embargo, él consideraba como algo más que pura casualidad. La sincronicidad es la experiencia de dos o más eventos que causalmente se relacionan ocurriendo de una manera significativa. Para ser totalmente sincrónicos los sucesos deben ser poco probable que ocurran por azar. Esta es una de las muchas leyes universales o verdades que no pueden ser probadas con seguridad y sin embargo, hay demasiadas historias sobre personas que han tenido experiencias de casualidades que han guiado sus vidas cuando menos se lo esperaban.

Pero si cualquier persona analiza las coincidencias en nuestras vidas son misteriosamente comunes. A medida que comienzan a acumularse a través de los años nuestras mentes comienzan a abrirse a nuevas posibilidades siendo estas más que sucesos aleatorios.

¿Qué es un evento sincrónico?

Es una experiencia o circunstancia que viene a nuestra vida cuando menos se espera que suceda. Lo que diferencia a estos misteriosos sucesos es que son siempre imprevistos e inesperados. Una cita a ciegas que llega a ser una pareja estable, una llamada telefónica inesperada que nos aleja de alguna tragedia, una oportunidad de trabajo que aparece sin esperarla, un regalo económico cuando más lo necesitamos, un sueño que resulta ser verdadero, son sólo algunos ejemplos. Curiosamente, estos “regalos inesperados” cambian la dirección de las vidas e influyen en los pensamientos. Realmente nada ocurre por casualidad en la vida, por lo tanto, no hay tal cosa como una coincidencia. Según algunas teorías, antes de que la persona venga a este planeta ya se crea un plan de vida. Ese plan se crea con el libre albedrío. Nuestro plan de vida se crea después de revisar nuestras vidas y experiencias pasadas, puesto que cuanto más evolucionamos nuestro plan de vida cambia para tener un crecimiento espiritual.

Cuando estamos receptivos y atentos al mundo que nos rodea creamos una apertura a la sincronicidad, por lo tanto esta sincronicidad podrá ocurrir todos los días, en los sitios más comunes como en la oficina, en el supermercado, en un centro comercial, en la biblioteca, en la escuela, en el coche, etc. Cuanto más conscientes somos de nuestro entorno lo más probable es que se produzca la sincronicidad en cosas tan simples como en una conversación escuchada, en un artículo de periódico, vallas publicitarias, e incluso en canciones de radio.

¿Y si no somos conscientes de la sincronicidad?

Muchas personas no son conscientes de lo importante que es la sincronicidad. El resultado sería que por ejemplo un encuentro inesperado con algún amigo sería “una mera coincidencia” y no tendría ningún significado para la persona. No se vería nada en especial en el encuentro y no recibiría la información importante para su futuro. Porque el hecho de que una sincronicidad no tenga nada en especial, no significa que le suceso no pueda tener un gran impacto. En un futuro, ese momento se puede convertir en un punto de inflexión en la vida siendo una sincronicidad única.

Sincronicidades vinculadas

Existen sincronicidades vinculadas y en cadena, siendo estas mucho más importantes y más complejas. Se trata de sincronía con múltiples niveles de significado que se unen en el tiempo en torno a un tema en particular. De este tipo de sincronicidad no sólo se obtiene un único mensaje, sino una comprensión más amplia y más profunda para el  destino de la vida.

La sincronicidad y la ciencia

Wolfgang Pauli, uno de los fundadores de la física cuántica trató de descubrir el misterio de la sincronicidad, la investigación la realizó junto el psicólogo Carl Gustav Jung. Pauli fue el descubridor del principio fundamental de la física teórica según el cual, dos partículas no pueden estar en el mismo estado cuántico. Jung fue conocido por sus teorías inconscientes sobre el colectivo. Pauli y Jung desarrollaron sus teorías en la investigación científica titulada “Sincronicidad un principio de conexión acausal”. Su teoría sobre la sincronicidad se interpretó como una indicación del principio universal siendo totalmente desconocido que conecta todas las leyes físicas en una. La ciencia en la actualidad no tiene ninguna explicación para este fenómeno llamado sincronicidad.

El poder de la sincronicidad

Muchas personas creen que la sincronicidad se puede controlar, debido a la apertura de la mente como sistema de comunicación, que es lo suficientemente eficaz como para ser capaz de responder a las preguntas formuladas por la misma persona. También existe la sincronicidad numérica, pero aunque requiere de un artículo completo de números especiales y los símbolos tienen un significado claro, como ver repetidamente el 11:11, el número 3, etc…, pueden parecer simples supersticiones, pero toda la superstición se basa en la verdad, una verdad universal de comunicación.

Info Salvador Suárez y google